empieza la reunión de dos amigos
extraños, sonrientes y extraviados
como los trenes de Durán, como dos niños
de entrada, un par de abrazos
que no lastiman como antes
que sólo sugieren al pasado
que se conocen sin presentarse
Algo faltaba y no era rencor
y creo que tampoco melancolía
hacía falta sólo un poco de vida
y unas cuantas pizcas de sabor (dolor)
No fue nada más de lo que fue
una cena que consumió la última vela
un mal recuerdo asesinado en el colchón
Y no sintieron nada más que el ayer
una unión que marchitó las fuerzas
un olvido nuevo, un nuevo desamor
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