Ante mis ojos...

En la ventana de estos ojos
tan desoladamente míos,
se asoma un corazón matado, latido y dormido.
Nace entre la lluvia y adivina un sol
solitario lleno de vida, lleno de muerte.

En esta ventana, el vidrio empañado
se pone en guardia ante mi presencia,
mira el dibujo de una sombra ajena
y la ignora, convirtiéndola en llanto y en rocío.

Frente a este cristal se esconde el significante de esta vida,
el auspiciante de esta muerte, el verdadero compositor
de estas melodías, su verdadera musa,
su inquietante inspiración.

Frente a este cristal se esconden mis ganas, mis manos y mis pies
Me veo reflejado, impotenciado, estático y sin estética.
Mi cara sorprendida parece volver a nacer frente a este espejo,
junto a este espejismo que no termina de aparecer,
que no termina de convencer a su degollante público.