La poesía de tus ojos que no hablan
la apatía de tus labios secos
las ganas de tocar tus manos
los sueños que alistan el destierro
las piernas que se cruzan en tu almohada
el cuello que se tapa con bufandas
los besos que se mueren en tu cama
los ojos que se guiñan desesperados
las mejillas ruborizadas del deseo
el acohol maltratando los recuerdos
el cigarrillo consumiendo las botellas
nuestras bocas confesándose en silencio
el camino de la larga despedida
las calles sin magadalenas desoladas
los silencios que se estampan en tu vida
los estruendos de esta noche maltratada
la noche que se pierde en las estrellas
la casa de tus padres, los perdones
el perro guardián de las decepciones
las palabras en tu boca, las querellas
la madrugada que se estrella con las horas
el minutero terminando los minutos
mi voz cansada, tus oídos que no lloran
nuestros cuerpos poetizando los sepulcros
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